jueves, 16 de julio de 2009

Histori de la Magia

Historia de la magia


La Magia se podría explicar con sólo dos palabras: «Magna Ciencia».

Los componentes de esta Magna Ciencia para los antiguos? El primero es un factor de tiempo, difícil de comprender. No se "hace" un mago, ni un sabio -y permitidme que los use como sinónimos- en quince días, ni en un mes, ni en un año. El llegar a ser sabio, el llegar a ser mago, requería en la Antigüedad mucho tiempo; una larga elaboración, una transformación que se realizaba a medida que el individuo iba creciendo, evolucionando.

No surge un sabio por una "inspiración divina" que, de pronto, lo hace conocedor de todas las verdades. Se requiere trabajo, esfuerzo, dedicación, constancia, perseverancia, y cuantas virtudes impliquen trabajo. De ahí que tiempo y trabajo, unidos, podían conformar un mago. Un mago que tiene que comenzar por sortear, a lo largo del camino, múltiples pruebas, vías de probación de su real capacidad. Una de ellas es aquella tan simple que dice: «Conócete a ti mismo».

Para la magia antigua no había conocimiento posible de la Naturaleza, sin un previo conocimiento de sí mismo del que pretende lanzarse hacia la Naturaleza. El «conócete a ti mismo» no es tan sólo saber quién soy, cómo soy, qué hago, qué me gusta o qué no me gusta; es un proceso de purificación, en el que no se trata de conocer tan sólo la parte superficial y externa del hombre, sino de conocer lo mejor del hombre. Y para conocer lo mejor hace falta purificación.

Y por último, había otro factor esencial en la magia: la dación, la generosidad. No se concebía un estudiante de magia, un aspirante a la sabiduría, que no compartiese con todo su corazón aquello que iba aprendiendo; no se concebía el egoísmo de encerrar el conocimiento dentro de uno mismo y no poder vertirlo hacia afuera, no poder entregarlo sanamente.

El ocultismo con que se ha rodeado la magia en toda la Antigüedad, responde a un propósito: que los conocimientos no dañen al ser entregados, sino que beneficien. Todo ha de ser gradual, pausado; y todo ha de ser entregado en el momento en que el hombre lo necesita, y, sobre todo, pueda comprenderlo.

Para la magia, el sentido de la vida es evolución, crecimiento; es superación constante, es lograr que cada hombre, en su medida, dentro de sus particularidades, encuentre el lugar exacto donde pueda desenvolverse lo mejor posible y rendir lo mejor de sí mismo. Si se logra ese proceso individual, mágicamente este ser humano se ha incorporado en ese gran complejo que llamamos Universo.

DS