
Nos enseñan que el dinero, el poder, el prestigio y las posesiones materiales son de suma importancia y a veces incluso el motor de nuestras vidas.
Nos enseñan que para ser felices tenemos que lograr que los demás nos aprecien y nos respeten. Estar solo, nos dicen, es ser desgraciado.
En realidad somos seres inmortales que nunca se separan energéticamente de los que aman.
Tenemos almas gemelas y familias espirituales que son eternas.
Los espíritus guardianes nos guían y nos aman siempre. Nunca estamos solos.
Al morir no nos llevamos las ‘cosas’ que poseemos. Nos llevamos nuestros actos y nuestras obras, los frutos de la sabiduría de nuestro corazón.
Cuando despertamos a la idea de que todos somos seres espirituales, cambian nuestros valores.
Y por fin podemos ser felices y estar en paz...
Brian Weiss