Entrena tu espíritu, comparte y reparte tu poder de crear, haz que tu chispa viaje hasta el núcleo de las personas que quieres ayudar. Puedes sanar a la humanidad entera; tan solo se trata de emplear tu fuerza, enfocarla y movilizarla. Cuantas veces hemos oído la frase… pide y se te dará… Sin embargo, en los peldaños de la ascensión, la oración está muy al principio, como cuando los niños aún necesitan una mano para andar. En la adultez del proceso de autonomía espiritual, la oración es un refugio cómodo que niega tu don principal. En realidad, tú creas, pero siempre estamos insertos dentro de una trama de fuerzas; así que, cuando tú decides y creas algo, todo el universo crea contigo lo mismo. Eso es la cocreación. Siente en ti la fuerza de esa gran trama y vívela como una realidad.
Sueña. No contengas los sueños… Imagina. Crea. Concreta tus sueños. Hazlos realidad. No te conformes con el deseo y la hipótesis, crea la nueva realidad.