El corazón desde el punto de vista mecánico late unas cien mil veces al día y cuarenta millones de veces al año. Durante la vida promedio de cualquier mortal es capaz de producir casi tres billones de latidos cardiacos e impulsa más de 7 litros de sangre por minuto a través de todo el cuerpo, además de transportar 370 litros de sangre por hora a través de un sistema vascular que si se extendiera alcanzaría dos veces y media la superficie de la tierra.
El corazón desde el punto de vista energético es un director de orquesta sensible a las notas musicales de nuestras emociones. Recién en medicina empezamos a aprender que la paz es terapéutica que el amor es sanador, que la irritabilidad como la impaciencia y el miedo son algunos de los venenos mortales que ingerimos en nuestra dieta diaria, peor que el azúcar blanca, los enlatados y las grasas saturadas. Por psiconeuroinmunoendocrinología se conoce que las emociones negativas producen radicales libres, es decir bombarderos que están afectando y rompiendo las membranas de las células, que estas mismas emociones negativas pueden producir alergias o también una parálisis del sistema inmune y que por el contrario las emociones positivas, una simple sonrisa o una simple caricia pueden cambiar el pronóstico de cualquier enfermedad.
Durante las primeras semanas de vida fetal, un conjunto de células cardiacas empiezan en forma espontánea a latir armónicamente. Parece ser que la energía del corazón materno contenida en ondas sonoras primarias guardan la información que permite el inicio de la música que marcara el paso de nuestra vida. Esta música generada por nuestro corazón mantiene una frecuencia de 70 y 80 tonos por minuto. Las investigaciones muestran que el sonido del latido cardiaco emitido en una guardería infantil reduce en un 55% el llanto de los recién nacidos y que se mejora significativamente el dolor en niños quemados cuando se les hace escuchar una grabación del corazón de sus madres.
La Cardioenergética que se nutre de la psiconeuroinmunología, la neurocardiología y la física cuántica sostiene que es el corazón y no el cerebro el intermediario sutil y profundo de nuestros pensamientos, sentimientos, temores y sueños más básicos por ello el corazón se convierte en nuestro cerebro mayor o nuestro cerebro afectivo.
La Neurocardiología que es la ciencia que estudia al corazón como un órgano neurológico, endocrino e inmunológico, ha encontrado algunos hallazgos interesantes, como que los neurotransmisores que se encuentran en el cerebro han sido identificados también en el corazón, estableciéndose una relación neuroquímica y electromagnética directa entre el corazón y el cerebro mas allá de las simples conexiones neurológicas que se sabe existen entre ambas. El corazón ejerce a través de las hormonas, los neurotransmisores y el campo R (campo energético relacional) tanto control o hasta más sobre el cerebro, como este ejerce sobre el corazón.
Desde el punto de vista físico se sabe que el campo electromagnético del corazón es 5000 veces más potente que el campo magnético cerebral, además que esta energía viaja de manera sutil y no local (teorema de Bell). Los instrumentos de interferencia superconductora cuántica, los magnetocardiogramas y los magnetoencefalogramas que miden los campos magnéticos fuera del cuerpo muestran que el corazón genera unas 50,000 fentoteslas. El promedio de la frecuencia normal de la actividad eléctrica cerebral se encuentra entre 0 y 100 ciclos/seg., siendo la mayor actividad entre 0 a 30 ciclos/seg., mientras que la frecuencia cardiaca normales de 250 ciclos/seg. Y si tenemos en cuenta el fenómeno no local de la energía, el corazón se convierte en el receptor y emisario más poderoso de esta energía.
Un sentimiento de amor impersonal o lo que las escuelas de la tradición llaman PUREZA DE MOVIL o de los motivos, dan lugar a cambios en la electrofisiología cardiaca que tiene un efecto armonizador sobre todos los ritmos corporales hasta el punto que para los investigadores del Instituto Hearth Math, el corazón puede ser considerado como un oscilador eléctrico maestro.
En la consulta diaria con el paciente no debe primar la relación cerebral sino la del corazón ya que a través del amor impersonal , se está favoreciendo que el campo electromagnético del corazón del terapeuta envuelva al paciente y haga conexión con su centro, es decir con el corazón del paciente, que permita ir mucho más allá de la relación médico-paciente de las escuelas clásicas de medicina y ser más fácil la conexión con lo subjetivo de su enfermedad en otras palabras encontrar la llave que nos permita aperturar la conciencia.
Existe además una evidencia directa de que el corazón requiere neurohormonalmente una constante actualización ambiental del cerebro a fin de organizar la energía corporal. Después de la contracción auricular se favorece la producción de una neurohormona conocida como Factor Naturético Atrial (FNA), este peptido se comunica en forma directa no solo con el cerebro sino con el sistema inmunitario y sus conexiones llegan al hipotálamo centro regulador endocrino que participa en nuestro estado emocional, a la epífisis que regula la producción de melatonina que interviene en nuestro ciclo sueño-vigilia, en el proceso de envejecimiento y el nivel de energía en general. La actividad de la FNA del corazón influye en la hipófisis, tálamo y sistema límbico que constituye un centro importante de nuestra memoria, capacidad de aprendizaje y emociones.
Estos estados de amor impersonal, en los que se experimentan profundos sentimientos de conectividad y paz interior se asocian a una alta coherencia cardiaca que se registran en el tiempo como una disminución de la tasa de variabilidad de la frecuencia cardiaca. Este mismo estado es capaz de incidir voluntariamente sobre el grado de polimerización del ADN in Vitro, haciendo evidente su cambio en el estudio por espectrofotometría.
Para los investigadores en Cardioenergética, Gary Schwartz y Linda Russeck, el corazón además de ser el maestro de los ritmos corporales, emite un complejo patrón de ondas que envuelven cada segundo todas las células del organismo. Este complejo patrón de ondas que representan la música de nuestro organismo no solo proporcionan oxigeno, nutrientes químicos a través de la sangre, sino también información térmica, acústica, de presión y electromagnética.
El corazón como un maestro de la economía distributiva da a cada órgano según su necesidad, distribuyendo materia, energía e información a través de pequeños corazones o glomus que como pequeñísimas bombas en la periferia del árbol arterial, dirigen selectivamente el flujo sanguíneo a todos los sistemas según su demanda.
El electrocardiograma puede registrarse en todo el organismo, de tal manera que si eliminamos los dispositivos electrónicos del ruido, podemos percibirlo en el cerebro, en el abdomen de la gestante encontramos su electrocardiograma portando, como a caballo y mas pequeño el electrocardiograma fetal, en el cuero cabelludo podemos registrar el electrocardiograma portando en su seno la señal mas tenue del electroencefalograma.
Cuando experimentamos cualquier tipo de emoción odio, tristeza, pánico o resentimiento cambia el estado de coherencia cardiaca, aumenta la variabilidad de su frecuencia y con ella se induce desarmonía en los ritmos corporales, debemos recordar que la enfermedad en síntesis no es más que la pérdida de los ritmos corporales.
La respuesta fisiológica de relajación tienen su correspondencia en una actitud de apertura amorosa que revela paz interior y permite bajar la descarga que sobre todos los sistemas orgánicos y en especial el sistema cardiovascular, ejerce el estrés como lo demostraron los primeros estudios del Dr. Herbert Benson cardiólogo y presidente del Instituto para la Medicina Mente- Cuerpo de la Universidad de Harvard.
En Cardioenergética se plantea la teoría de los “Sistemas Dinámicos de Memoria”, están basados en las siguientes hipótesis:
1- Información y energía es la misma cosa. Todo cuanto existe tiene energía, la energía esta llena de información y está energía R(relacional) ó infoenergía almacenada conforma la memoria celular.
2- Lo que llamamos mente, conciencia o nuestras intenciones son realmente manifestaciones de energía que contiene información.
3- El corazón es el principal generador de energía R.
4- Debido a que somos manifestaciones de la energía R que llega flota y es enviada constantemente a nuestro sistema celular total, lo que somos y como somos no es mas que una representación física de un conjunto recuperado de memorias celulares.
Esta memoria celular que los médicos naturistas lo experimentan a través de las crisis curativas o de vicariaciones regresivas o progresivas de la homotoxicología y de las continuas e impactantes experiencias de los pacientes transplantados del corazón que comienzan a percibir y adoptar comportamientos del donante como por ejemplo personas que solo apreciaban la música clásica pueden empezar a escuchar la música metálica que sus donantes disfrutaban. De alguna forma también pensamos con el corazón, por ello el corazón se convierte en un cerebro mayor o cerebro afectivo. Esta creciente tendencia a recuperar el código del sentir y la reinvindicación de la inteligencia emocional nos revela que para dar sentido a la existencia es necesario redescubrir el código del sentir… es decir el código del corazón.
Para el médico naturista es importante en el diagnostico y el tratamiento redescubrir este código del sentir o alcanzar la conciencia del corazón, existen 5 técnicas según Paul Pearsall, psiconeuroinmunologo, que son: ser paciente, mantenerse unido, ser agradable, ser humilde, ser apacible; técnicas que no dependen de espacio ni de tiempo, simplemente Ser.
La antigua tradición transhimaláyica relaciona los centros energéticos mayores o chacras con los diversos reinos de la naturaleza empezando desde el primer centro (plexo coccígeo) se relaciona con el reino mineral, el segundo centro (plexo sacro) con el reino vegetal, el tercer centro (plexo solar) con el reino animal, el cuarto centro (plexo cardiaco) es el que le corresponde al reino humano. La humanidad se encuentra dando el gran paso desde el tercer centro que es el mundo emocional a la conquista del cuarto centro que son los dominios del corazón o del amor. Algunos visionarios y meditadores representan al centro del corazón como una flor de loto de 12 pétalos que representan los 12 portales del alma, distribuidas en 4 triplicidades que son las bases del templo del alma: 1. Responsabilidad - Inclusividad - Participatividad 2. Soledad - Serenidad - Calma 3. Desapego - Intuición - Sabiduría 4. Impersonalidad - Indiferencia - Libertad
La expresión de la luz del alma se da en nuestro corazón a través de 12 vibraciones, los llamamos pétalos o portales, pero son 12 corrientes de vida, 12 estados de conciencia que hacen parte de 12 virtudes. Cuando nosotros tenemos una buena acción, cuando servimos, estamos construyendo en materia más sutil, estamos aportando una piedra en la construcción del templo del alma. Es la construcción a través del dar, para que vivamos en la vida cotidiana según las leyes del corazón, que es en nuestro cuerpo la traducción de las leyes del alma